(des)ARMÁNDOTE

Pieza nro 6 del rompecabezas...

Solté la lapicera con la que terminaba de remarcar los contornos y agarré las fibras; miré por última vez el dibujo original y le cambie todos los colores, excepto claro, la camiseta de Boca (con sus colores azul y oro).
Esa tarde, cuando el colectivo arrancó para Santo Tomé, la forma en que nos saludó cuando subimos me hizo pensar que el tipo era bueno, tanto que a las cuadras ya me había puesto a charlar y le había sacado el dato de que era de Boca. Como despedida le prometí un dibujo (a modo de agradecimiento). Me acuerdo del empeño que puse en hacerlo.
Fue mi vieja la que me acompaño a la parada del cole a esperarlo, él pasaba a las 17.30 todos los días por la curva Mauri, directo hasta Santa Fe, así que había que estar ahí a tiempo. A ella no le entraba en la cabeza una explicación de por qué un chico de 9 años podía tener interés en regalarle algo a una persona que solo le regaló unas palabras. Es que para mí no existía una razón clara, hasta hoy.
Lo crucé otras veces (dos veces más para ser exacto), intercambiamos charlas con palabras y contenidos efímeros, lo único que interesaba en ese momento, era la charla en sí. Una cuarta vez lo saludé (siendo yo ya un poco más grande) mientras el pasaba en su vuelta habitual, pero nunca más pude tomar su cole, por cuestión de cambios en los recorridos urbanos. Solamente me acuerdo que se llamaba Miguel...

Pieza nro. 6 (encontrada) de un rompecabezas que no creo, ni espero, ni quiero, pero quizás necesito, armar.