THE WALL (Rock III...)

Tengo estas imágenes en la cabeza:
Yo con los codos apoyados sobre la ventana que separaba la pieza de mis abuelos del “living” de la casa, me acuerdo de cómo me latía el corazón (porque se suponía que debía estar durmiendo). Casi en puntas de pies para poder mirar y escondido para que nadie se de cuenta de que me estaba mandando una cagada.
La ocasión por la cual sentía que lo que estaba haciendo estaba mal se llamaba Pink Floyd: The Wall... palabras inentendibles para mi en el sentido metafórico, aunque si sabía el significado literal (la pared). Por la ventana la veía a mi vieja, a mi tío, y a mi tía. Con el reflejo de la ventana alcanzaba a ver una silueta de lo que pasaba por el televisor, la música me atrapaba pero quería saber y, sobre todo, ver algo más.
Entonces me acomodé mejor y alcance a esconderme entre las cortinas para ver como en una escuela los alumnos caían en una picadora gigante, como se le borraban las caras y pasaban a ser todos iguales. Pero lo que más me llamó la atención fue como Pink (el protagonista), sentía que era arrastrado por un pasillo interminable, gritando con todos gusano encima. Lo que no sabía (tenía 7 años) y que me enteré después de varios años, cuando la vi de nuevo y sin culpa, es que Pink estaba bajo el efecto de algún ácido bastante copado como para flashear con cualquier cosa. Ese fue otro impacto que tuvo el rock en mis sentidos, el otro lo sufrí el domingo (al otro día), cuando mi vieja me cocinó unos fideos y yo no los quise ni tocar por tener todavía en la mente la imagen de los gusanos de la película... y ella no entendía nada.