REVOLUCION DE LAS MARIONETAS II

LA TIERRA DEL NUNCA JAMAS

Hoy se acordó que era artista y se levantó confundido. Por un lado tenía en la cabeza su vida bohemia, sus años de música y filosofía del arte (aunque salir de árbol en el acto del 25 de Mayo nunca se lo perdonó).
El hilo hoy tuvo más resistencia y tuvo que aflojar un poco; un poco de libertad como para sentirse complacido, alimentado con la suficiente fuerza como para seguir adelante por un tiempo más. Pensó en el orden de las cosas, en la burocracia infanticida que no permite expresarnos de la manera en que queremos, que nos obliga a reprimir ese niño interior, el instinto natural de libertad, esas ganas de salir corriendo en pelotas por la calle para sentir el aire, el frío, el sentirse vivo...
Entendió el poder de los símbolos, como un papel con la cara de un prócer puede tener más valor que la vida en si. Todo este mar de descubrimientos, de replanteos de estructuras que suponía digeridas, asimiladas (pero no por eso entendidas), lo ponían en alerta. Era un clima de incertidumbre que tenia como banda sonora esa radio FM que escuchan en la oficina. ¿Es que nos limitamos a tan poco?¿Por qué reducimos nuestra libertad tan solo al poder de elección del dial de la radio?
El hilo aflojó un poco más, pero solo para sentir ese momento previo al sofocamiento, ese éxtasis antes de esa sensación de ahogo ¿Por qué se fue él? ¿Por qué también lo soltó ella? Esas ataduras perdidas en la pubertad que en realidad deseaba no haber perdido nunca, donde cada movimiento estaba medido y controlado, pero era seguro, no existían riesgos importantes.En ese momento se vio joven (como artista), como niño interior endiosado sobre un pedestal y se cuestionó estos interrogantes, estas preguntas que nunca se hubiera planteado a esa edad, porque todo era perfecto... aún podía jugar.